“Una ciudad amigable
para las aves es también una ciudad amigable para las personas. Un ecosistema
plano genera una ciudad plana. Una ciudad diversa forma un ecosistema ciudadano
múltiple y especifico en su diferencia. Son muchas las iniciativas ciudadanas
que construyen desde el espacio público. Ahora, pensemos también lo que podemos
hacer en nuestra práctica diaria desde nuestros espacios domésticos”, afirma
Mauro Gil-Fournier.
Hay incluso una visión
utilitaria en todo esto. Una mayor diversidad de aves en nuestras ciudades
repercute en nuestro estado de ánimo. Los pájaros urbanos alegran el ambiente y
nuestra vida diaria. Además, las aves llevan a cabo servicios útiles como comer
insectos o contener plagas. Y, como queda claro, son un indicador de la calidad
de vida en la ciudad. Una mayor o menor abundancia y diversidad de especies en
la ciudad remite a una diversidad de tramas urbanas, edificios con tejas y
agujeros, parques diversos con árboles viejos, espacios abiertos de hierba o
arbustos escondidos, cascos históricos ricos y complejos.
Información recogida
en la Web de Seo-Birdlife
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